| LA MAÑANA DE LOS SENTIDOS
Ya es tarde. Me acerco de una paloma, una paloma de plumas dulces y ojos de higos en botón de miel. La ventana es lejana, pero tiene tu vientre y logra un juicio menor solo para Dios y el amor que escapa a los livores de todo lo que es sentido... Y yo, amor mío —forma de mi soledad—, abrazo las mañanas con ganas de ti y ya es tarde. El día es como un rincón de Mindelo, la antigua plaza de los dioses, Jonás y Ulises y que es ahora un sueño bastardo de bastarse.
¡Ah, dime! dime patria mía, amada: — ¿Acaso es verdad que intentas matar el rio de la memoria con hechos de fuego y sueños ajenos? De las largas rendijas de mi caverna crátila, yo te quiero; ¡te quiero a ti! para dar sentido a los días y sentidos de todo lo que es mañana. Dios, ¡oh, Dios de pollera y sencillas naranjas de azul!, es el aliento de mis pulmones, de todo lo que aspira a soñar el cielo que afluye desnudo en mi corazón y se transborda a la calle. ¡Oh, qué cosa vacía es la vida sin ti! — murmura la noche del sol, lejana. Ya es tarde para ser y hacerse nadie, yo lo sé.
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Imagen: Adan y Eva — William Blake
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