- CONSERVACIÓN
¡Eres un bello cielo de otoño, claro y rosado!
Pero la tristeza sube en mí como el mar,
Y deja, al refluir, en mis labios melancólicos
el recuerdo punzante de su amargo limo.
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Tu mano se desliza en vano por mi pecho que desfallece;
lo que ella busca, amiga, es un lugar destrozado
por la garra y el diente feroz de la mujer
No busques más mi corazón; se lo han comido las bestias.
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Mi corazón es un palacio devastado por las turbas;
¡en el que se emborrachan, matan, se agarran de los cabellos!;
¡Flota un perfume en torno a tu pecho desnudo!...
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¡Oh belleza, duro látigo de las almas, tú lo quieres!
Con tus ojos de fuego brillantes como fiestas,
¡calcina estos despojos que han dejado las bestias!
---- Charles Baudelaire
---- Charles Baudelaire
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